miércoles, 10 de abril de 2013

UNIDAD 2-PARTE 1



UNIDAD 2

Concepciones filosóficas del hombre a través del tiempo.

Propósito:

Al finalizar la unidad, el alumno identificará los principales paradigmas del saber filosófico, así mismo, analizará a sus principales filósofos y obras representativas para describir su relación desde su perspectiva histórica.

“La Filosofía es una actividad para la transformación del mundo.”

Por medio de la Filosofía el hombre puede llegar a cuestionarse sobre lo que es su existencia, su vida, creación y objetivos. De este modo llega a un conocimiento acertado de las razones del mundo, físicas o emocionales, dedicándose a la búsqueda de la sabiduría, no como sabiduría en sí, ni como un todo, ni como un hecho, ni como concepto; sino como algo profundo que lo oriente sobre el comportamiento de la naturaleza y de sí mismo, mediante la reflexión, el cuestionamiento, razonamiento y la investigación.

Al recorrer la segunda unidad pretendemos que adquieras los conocimientos necesarios para identificar los principales paradigmas del saber filosófico, así como sus principales filósofos y obras representativas y describas dicha relación desde su perspectiva histórica.

ð      Entre los conocimientos más sobresalientes de esta unidad se encuentran temas como:

ð      Las diferentes concepciones antropológicas del hombre.


ð      El origen de la sociedad.


ð      La historia de la Filosofía, su importancia y utilidad.

ð      
Los principales representantes filosóficos a través de la historia.

ð      Las corrientes filosóficas contemporáneas.



1. Distinguirás las concepciones del hombre y establecerás una visión propia del mismo.


2.1 Concepciones antropológicas del hombre.

2.1.1. Filosófica.


2.1.2. Teológica.


2.1.3. Cientificista.

2.1.4. Ontológica.



2.2 Origen de la sociedad.



2.1 Concepciones antropológicas del hombre.

La antropología es una ciencia que estudia al hombre en su totalidad, incluyendo los aspectos biológicos y socio-culturales como parte integral de cualquier grupo y/o sociedad. Su objeto de estudio es compartido con otras ciencias como la Biología, la Psicología, la Historia, la Economía o la Política, entre otras. Sus interrogantes se centran en el hombre como miembro del reino animal y en su comportamiento como ser social.

La diferencia de la antropología con otras disciplinas dentro de las ciencias sociales es su carácter global y comparativo. Como resultado de su experiencia intercultural, los antropólogos han desarrollado investigaciones que permiten comprender los fenómenos culturales de otras culturas y la propia. Por ello, el conocimiento antropológico desarticula aquellas ideas y teorías basadas en nociones etnocentristas y construcciones estrechas del potencial humano, y posibilita a través de la investigación comprender los orígenes de la desigualdad social en forma de racismo, sexismo, explotación, pobreza y subdesarrollo.

Una parte más compleja de la antropología es la etnología, la cual realiza estudios comparados de los pueblos con

características diferentes. En su aspecto teórico se dedica al problema de explicar las semejanzas y diferencias que se encuentran en estas culturas incorporando nuevas perspectivas y marcos teóricos, como por ejemplo el papel del individuo en la sociedad y la relación de la personalidad en relación con esta sociedad.



2.1.1 Antropología filosófica.

La antropología filosófica pone como centro de su reflexión al ser humano. Busca comprender al hombre como un ser que vive y sabe que vive. El saber es la dimensión propia del hombre. Él es el único ser que necesita comprenderse para saber quién es, quién quiere ser y qué puede realizar.

El hombre percibe su vida como una posibilidad única, en la que ganarse o perderse dependen de sí mismo. Este impulso hacia el saber brota de la conciencia de su propia finitud, es decir, de saber que no es dueño del tiempo y, por tanto necesita diseñar su vida. La antropología filosófica reflexiona acerca de la existencia humana, la cual es compleja y problemática.

Las preguntas “¿Quién soy?”, “¿Quién quiero ser?”, son propias del modo de existir del hombre. Por eso la antropología filosófica se pregunta por aquellos que determinan y posibilitan la existencia humana, en la cual reside la dignidad propia del hombre. La representación que cada uno tiene del hombre está plasmada de valores y fines, que orientan nuestra acción.

No hay ningún hombre que exista sin tener que comprender. La necesidad de saber no es ajena al hombre, lo constituye. La subjetividad humana es aquélla que interpreta, lo cual implica una toma de posición respecto de sí y de los otros. De este modo, los hombres vamos dando significado a nuestras acciones, elecciones, tareas; transformando el tiempo de nuestra vida en historia. En la vida de cada hombre se seleccionan unos momentos y se olvidan otros, se van armando estructuras significativas desde donde se comprende el pasado y se proyecta el futuro. La vida humana es un acontecer que se va narrando, es historia. La antropología filosófica es necesariamente histórica. Recopila lo que el hombre ha dicho de sí mismo y lo interpreta desde el presente. La antropología debe hacerse cargo de esta dimensión histórica del hombre, de la red de significados que se van constituyendo en el tiempo.


“La antropología filosófica no crea ni inventa los problemas del hombre. Los encuentra, los reconoce, los asume, los examina críticamente.”


”La imagen del ser humano no es una creencia que nos venga desde afuera, es el conjunto de ideas prácticas, plasmado de valores y fines que constituyen la autointerpretación que hace de sí mismo el ser humano”.


2.1.2 Antropología teológica.

A través de todos los tiempos, el hombre ha tenido la preocupación de recorrer los intrincados caminos del misterio que representa su propia existencia. La teología interactúa con otras ciencias antropológicas aportando la respuesta a través de la palabra revelada de que el hombre es una criatura que debe ser interpretada dentro del ser y el actuar del mundo.

La diferencia de la antropología teológica del resto, es que mientras ésta estudia al hombre a la luz de la revelación, las demás se limitan a estudiar los datos que suministran la experiencia y la razón humana.

2.1.3 Antropología cientificista.

La "concepción cientificista del universo", surge del impacto que la mecánica de Newton causó en el ambiente científico de los siglos XVII y XVIII. La ciencia de la mecánica al describir el movimiento de los cuerpos y predecirlos dio un contundente ejemplo de lo que debe ser una ciencia. No obstante, el impulso científico es avasallador y traspasa la frontera de lo medible y la experimentación.

La pretensión de sumisión de todo hecho humano, y en general de toda la realidad a un modelo mecánico era un asunto que tomaba forma en la mente de los intelectuales desde mucho antes del momento histórico que nos ocupa. Se ha hablado del fracaso de la concepción de un mundo regido por excelencia en leyes que regulan el orden moral y la conducta humana. Sin embargo, en la formación de las ciencias del siglo XIX la ideología cientificista es un punto decisivo, puesto que por su influjo se desarrolló la medicina científica, la fisiología y la físicoquímica.

Detrás de la concepción científica del mundo, está la unidad de las ciencias, por lo menos las que aplica el método científico de la experimentación.

A partir del siglo XIX se consolidaron las ciencias humanas y el surgimiento de una serie de posturas antropológicas, que manifestaron una interrogante: ¿cómo hablar del hombre en medio de tantos discursos sobre él? ¿Cómo se articula la antropología filosófica con las otras y con las ciencias que hablan acerca del hombre? La antropología filosófica contemporánea se ha ido haciendo cargo de los aportes de estas ciencias, ubicándose en el cúmulo de saberes que nos ofrecen, preguntándose en qué modifican el concepto que el hombre tiene acerca de sí.

El hombre es el producto de determinaciones biológicas, psicológicas, sociales, culturales; y la posibilidad de realización de deseos y libertad. Mientras que las ciencias aportan cada día más datos específicos respecto de tales determinaciones, la antropología filosófica reflexiona tratando de integrarlos.

El hombre, a partir de lo que es, se proyecta hacia lo que no es aún y desea ser. Estando determinado, viviendo en una situación concreta, es un aquí y un ahora. Está impulsado a construirse a sí mismo, a ser él mismo con los otros, dándose libertad para hablar y desear, trabajando en la construcción del mundo como un espacio habitable y digno.


2.1.4 Antropología ontológica.

Para el realismo ontológico, la realidad existe independientemente de que la ciencia pueda proporcionar conocimiento sobre ella e independientemente de que los humanos tengamos la capacidad de observarlas. Las teorías científicas permitirían, en función del paradigma epistemológico en que nos situemos, descubrir o acercarnos a esta realidad.

La Ontología antropológica prescribe la corrección de lo que el ser humano está llamado a ser, lo cual se configura como una descripción de lo que es adecuado para el hombre y le corresponde.

2.2 Origen de la sociedad.

Origen no sólo significa nacimiento, comienzo o principio en el tiempo de algo, sino que indica la causa de ese nacimiento. El origen de la sociedad plantea tanto la cuestión de su principio en el tiempo, cuándo y en qué circunstancias aparece, como de dónde se deriva o de quién es creación, lo que también comporta, en principio, una respuesta al aspecto anterior.

La primera cuestión se traduce en
estas y otras interrogantes similares:
¿Es anterior el hombre a la sociedad,
o al contrario, la sociedad al hombre?
En el primer caso, ¿apareció con el
hombre o ha habido algún tiempo en
el que aquél haya vivido solitario?
Dentro de las formas sociales
esenciales, ¿es anterior la familia a la
organización política o al revés? Se
ha formulado el hombre estas
preguntas y ha intentado responder a
ellas con diversas teorías de carácter
especulativo que, dejando a un lado
las distintas explicaciones de carácter religioso, implican una concepción sobre la naturaleza del hombre y sobre la causa de la sociedad y, por tanto, al no ser propiamente científicas, constituyen más bien teorías sobre el origen de la sociedad.

El problema del principio de la sociedad en el tiempo, en cuanto se trata de una cuestión de hecho, empírica, que tuvo lugar anteriormente a los tiempos históricos, cae dentro del campo de las ciencias que estudian los orígenes del hombre y sus formas de vida primitivas, la Antropología y la Etnología, apoyadas en la Paleontología; desde una perspectiva de fondo, cae en el área de la Filosofía social, a la que corresponde el conocimiento de las razones últimas de la sociedad.

La Etnología y la Antropología no suministran hasta ahora una respuesta directa y categórica a las interrogantes señaladas; incluso, parece muy difícil que lleguen a dar una solución definitiva a los mismos. La enorme cantidad de años transcurridos desde la aparición del hombre en la tierra y la ausencia de todo dato histórico hacen que, según su situación presente, puedan únicamente formular a lo sumo hipótesis más o menos probables e inferencias más o menos lógicas derivadas del estudio de las sociedades.


“...Por lejos que nos remontemos en el pasado histórico, encontramos al hombre siempre viviendo en sociedad. Las investigaciones arqueológicas o folklóricas en la protohistoria y en la prehistoria nos demuestran el mismo hecho...” 28



Los antecedentes de la primera posición se remontan a la Filosofía griega. El origen de la sociedad no se deriva de una exigencia de la naturaleza del hombre, pues su estado natural es una condición antisocial, en la cual la persona humana lleva una vida solitaria, pobre, tosca, embrutecida y breve, extra social, esencialmente bárbara e insegura; en la que el hombre vivía libre, despreocupado y errante sin necesidad de sus semejantes. Por tanto, es una consecuencia de su libre voluntad mediante un pacto o contrato establecido con sus semejantes con el fin de librarse de las miserias e inconvenientes del estado de la naturaleza.

En cuanto a la segunda posición; la sociedad como organismo, resultado necesario de la evolución, tiene entre sus principales representantes los componentes de la escuela sociológica evolucionista, para los cuales el origen de la sociedad como superorganismo es el juego de las fuerzas ciegas de la evolución a la que está sometida gradual y progresivamente toda materia orgánica e inorgánica. Una vez originada, la sociedad sigue sometida a la misma ley de la evolución, que la hace pasar de formas simples de organización a otras más complejas.

Tanto en una como en otra teoría se reconoce un fondo de verdad; en cuanto la primera, la del contrato social, llama la atención sobre el papel necesario de la razón y libertad del hombre en la aparición concreta de la sociedad. En cuanto la organicista evolucionista insiste en el enraizamiento del fenómeno social en la naturaleza del hombre, en su necesidad y en la ley de su progreso y desarrollo. El carácter unilateral de ambas, las hace inaceptables como explicación exclusiva y única del origen de la sociedad y, si bien son opuestas, ambas dan lugar a una concepción positivista y totalitaria de la vida social y del Estado.

La tercera posición es la que mejor refleja la verdad de las cosas.

Carácter natural y voluntario del hecho social.

Esta posición entronca con los grandes pensadores griegos, y fue especialmente desarrollada por los autores cristianos, tanto los Padres de la Iglesia como los escolásticos, como parte de la doctrina sobre el Derecho natural. Esta teoría afirma que la sociedad es una derivación y exigencia fundamental de la naturaleza humana, de manera que el hombre tiende a la sociedad y no puede existir sin ella. De ahí que, vida humana y fenómeno social, sean coextensivos y no tenga sentido plantearse el problema del origen histórico de la sociedad en general.

La socialización del hombre es un reflejo de su vocación comunitaria, una consecuencia de la esencial unidad humana que le lleva a vivir fraternalmente con sus semejantes comunicando y compartiendo con ellos los dones y bienes que posee y, por tanto, algo que implica no sólo conciencia de debilidad, sino un punto de vista altruista. El hombre es social por naturaleza, no sólo porque necesita absolutamente de los demás, sino también porque está unido por vínculos naturales esenciales con todos los hombres. Forma con ellos una comunidad y entra en su primer y principal obligación: darse y entregarse a los demás, entrega que depende su propia perfección.


2. Reconocerás la Filosofía como historia e identificarás las formas de pensamiento del hombre a través de las épocas.

2.3Historia de la Filosofía.

.      2.3.1  Importancia.

.      2.3.2  Utilidad.

2.4 Principales representantes filosóficos a través


de la historia.

2.3 Historia de la Filosofía.

La historia de la Filosofía consistente en el estudio de todas las ideas y sistemas de pensamiento racional creados desde la época en que el modo de explicar los fenómenos de la naturaleza comenzó a prescindir de los mitos para apoyarse, sobre todo, en la razón. Este gran paso de la mitología a la verdad comprobada se le conoce como "El paso del mito a logos".



En sentido estricto, el inicio de la historia de la Filosofía occidental se sitúa en Grecia hacia el siglo VII a.C., en las colonias de Jonia. Suele considerarse como primer filósofo a Tales de Mileto, uno de los siete sabios de Grecia, que fue además astrónomo y matemático.

Los grandes períodos en los que se suele dividir la historia de la Filosofía occidental no son absolutamente precisos, ya que el pensamiento filosófico no ha seguido una evolución lineal, sino en bucle; con avances y retrocesos. La Filosofía griega abarca desde el siglo VII a.C. hasta el siglo III a.C.; pero su influencia se ha prolongado hasta nuestros días, debido sobre todo al pensamiento y la escuela de Platón y Aristóteles (siglo IV a.C.). La principal característica de la Filosofía griega es el esfuerzo de la razón humana por explicar todos los fenómenos cósmicos y humanos mediante análisis y argumentos racionales, sin acudir a explicaciones de carácter mítico o religioso.

El período del pensamiento cristiano dominó en Occidente desde el siglo I hasta el Renacimiento (siglo XV). Las figuras principales del pensamiento cristiano y católico que más han influido en la cultura han sido Agustín de Hipona y Tomás de Aquino. La característica principal de este período fue la subordinación del pensamiento filosófico a la teología católica, poniendo toda la cultura humana al servicio del catolicismo y de la Iglesia.

El período de la Filosofía moderna se inaugura con Descartes en el siglo XVI y se centra, sobre todo, en la reflexión sobre el conocimiento y sobre el ser humano. La revolución científica que propició la aparición de la Filosofía moderna y que va desde el siglo XV al XVII fue uno de los impulsos renovadores más importantes de la historia cultural de Occidente y de toda la Humanidad. Otro de los movimientos filosóficos más importantes fue la ilustración de los siglos XVII y XVIII en Europa. Los filósofos ilustrados que más contribuyeron a la evolución filosófica de Occidente fueron Hume y Kant, que situaron el esfuerzo de la razón humana dentro de los límites del empirismo y del racionalismo.

Si entendemos que la palabra Filosofía, en su acepción etimológica significa “amor al saber”, entonces es probable que todos los seres humanos sean filósofos, pues todos nos planteamos las grandes preguntas sobre la vida. Sin embargo, la Filosofía entendida como un conjunto de escuelas o de pensamientos más o menos abstractos, encuentra lugar en varias regiones y culturas distintas. De esta manera, en antigua China destacan las figuras de Confucio, Lao y Mencio, mientras que en la India son importantes Buda y Mahavira. Antes de ellos, puede considerarse a la astrología babilónica como una escuela filosófica, en tanto es una suerte de respuesta a la naturaleza del Universo. También existe una cierta vena filosófica en ciertos escritos hebreos, como por ejemplo en el Libro del Eclesiastés, en la Biblia.

El mundo griego anterior a la aparición de la Filosofía vivía instalado en la actitud mítica. A través de los mitos el hombre conseguía dar una explicación a los distintos acontecimientos de su vida. Y aunque los dioses son arbitrarios en su conducta, se pueden controlar mediante ritos y plegarias.

El gran acontecimiento espiritual que inician los griegos entre los siglos VII y VI a.C. consiste en intentar superar esta forma de mostrarse ante el mundo, con otra manera revolucionaria que apuesta por la razón como el instrumento de conocimiento y de dominio de la realidad.

No obstante, no hay que creer que la actitud mítica desaparece completamente a partir de esta fecha, más bien ocurre que son unas pocas personas las que viven en el nuevo y revolucionario modo de pensar, y que éste poco a poco se va haciendo más universal. Aún más, la actitud mítica todavía no ha desaparecido en nuestra época.

Así pues, frente a la explicación mítica del mundo, en el año 625 a.C. aparece la actitud racional.

Los griegos descubren que las cosas del mundo están ordenadas siguiendo leyes. El mundo es un cosmos, no un caos, por lo que un cuerpo no se manifiesta primero de una manera y luego de otra completamente distinta, sino que en su manifestación hay cierto orden, según su esencia o naturaleza.


Con los griegos aparece por primera vez el pensamiento en todas sus manifestaciones (Ciencia, Filosofía, Matemáticas). Las cuestiones filosóficas fundamentales y las posibles soluciones que se pueden dar a ellas, ya se encuentran en la Filosofía griega, y en gran medida en Platón. Lo característico de la Filosofía griega fue su preocupación por comprender el ámbito de la naturaleza, el cual podemos alcanzar o por el uso de los sentidos, o mediante el uso de la razón. Los primeros filósofos, que son anteriores a Sócrates, se llaman presocráticos y descubren el carácter ordenado, legal y racional del mundo; y en el hombre, un instrumento que ha de servir tanto para el conocimiento como para la vida práctica (moral y política): la razón.

2.3.1. Importancia de la Filosofía.

La Filosofía podría ser considerada la madre de las ciencias, ya que desde tiempos muy remotos un cierto grupo de personas se han encargado de crear y resolver ciertas interrogantes en su mayoría sobre el por qué de la vida. La Filosofía fue evolucionando poco a poco, hasta considerarse una ciencia que ha dado origen a las ciencias que hoy conocemos.

El hombre creó la Filosofía por el simple hecho de intentar resolver diversas preguntas sobre el tiempo, el espacio, el universo y las causas y reacciones de cada acontecimiento. Por otra parte, intentar encontrarle respuesta a la pregunta que el hombre se ha hecho durante su existencia ¿Por qué estoy aquí? Esta pregunta ha llevado a varias respuestas tanto científicas como religiosas, pero lo que hace imposible resolverla es el hecho de encontrar el verdadero significado de la vida y de la existencia misma.

2.3.2. Utilidad de la Filosofía.

Hasta el momento tan sólo hemos mencionado su capacidad para enseñarnos a vivir con nuestras dudas, no ignorándolas ni pretendiendo hallar respuestas para todas, sino proporcionando un equilibrio entre ambas.


"...Desde que el hombre ha sido capaz de la especulación libre, sus actos -en muchos aspectos importantes- dependen de sus teorías respecto al mundo y a la vida humana, al bien y al mal (...). Para comprender una época o una nación, debemos comprender su Filosofía (...). Hay una conexión casual recíproca. Las circunstancias de las vidas humanas influyen mucho en su Filosofía y, viceversa, la Filosofía determina las circunstancias...”

La ciencia nos refiere lo que podemos saber, más lo que podemos saber es poco, y si olvidamos cuánto nos es imposible saber, nos hacemos insensibles a muchas cosas de la mayor importancia. La teología, por su parte, aporta una fe dogmática según la cual poseemos conocimientos en los que, en realidad, somos ignorantes; y con ello crea una especie de atrevida insolencia respecto al universo.

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