martes, 16 de abril de 2013

UNIDAD 2 - PARTE 4


Jorge Guillermo Federico Hegel (1770-1831).


Hay quienes afirman que es Hegel uno de los más grandes virtuosos de la expresión filosófica, no sólo por el amplio conocimiento del saber de su época en áreas como Historia, Arte, Sociedad y Religión, sino por el prolijo orden en que expone su desarrollo filosófico.

Respecto al problema gnoseológico, Hegel asume las dificultades observadas por Hume (que puso en duda de que poseamos datos objetivos como para afirmar la existencia de algo) y Kant (que redujo la noción de sustancia a una categoría de nuestras representaciones operada por el entendimiento), pero agrega que la existencia de las cosas en sí o sustancias, tiene un inconveniente adicional, el de convertir el conocimiento en algo relativo. Si un conocimiento es relativo, no puede ser considerado conocimiento en el sentido pleno de la palabra, de manera tal que no puede haber ni verdadera ciencia ni Filosofía.

Hegel no quiso eliminar las contradicciones de la realidad, sino asumirlas y comprenderlas, para él, la contradicción es lo que permite explicar el devenir y el movimiento.

Hegel, no utiliza los términos tesis, antítesis y síntesis en su obra. Sin embargo, sus expositores suelen recurrir a esta terminología de origen griego que parece resultar adecuada para describir su pensamiento. En rigor, él los llamará afirmación, negación y negación de la negación. El último, niega la independencia de los dos primeros a la vez que los conserva integrándolos en una instancia superadora (aufhebung). A menudo se afirma que la dialéctica es el método hegeliano. Sin embargo, es más que eso, conforma la estructura misma de la realidad, completamente integrada por contrastes y tensiones entre los opuestos. Sin embargo, como el conocimiento no es sino un aspecto de la realidad, consecuentemente la dialéctica es también el método de la Filosofía. Se entiende así a la realidad como un conjunto de relaciones dialécticas.

Como las diferentes oposiciones se van integrando progresivamente en unidades superiores conciliadoras que las contienen, finalmente, según Hegel, se encuentra una síntesis última, la síntesis de todas las síntesis que no sería otra cosa que la totalidad sistemática de todo lo real, la totalidad o sistema de todo lo que es. En este sentido, la realidad es concebida como un organismo espiritual, en donde nada acontece de manera aislada sino que todo acaba por relacionarse entre sí.


Para Hegel, la verdad de algo, esto es, su realidad plena, sólo existe en relación a la totalidad a la que pertenece. No es posible saber qué es el corazón en verdad, independientemente del organismo del que es parte.

Afirma así que lo verdadero es el todo. La realidad es concebida como un todo articulado en un proceso activo de autorrelación. La relacionalidad universal resulta plenamente inteligible porque las partes que la componen se integran en una unidad absoluta y final.

Hegel llama espíritu, que en efecto no es nada de tipo “misterioso” sino las variadas manifestaciones de la vida humana que la diferencia de la de los animales: el pensamiento, la ciencia, el arte, etc.

Se revela entonces, la idea central del idealismo absoluto. Podría decirse que el sistema hegeliano es un sistema de categorías mucho más amplio y complejo que el kantinano. Pero es un sistema que prescinde de material exterior al que las categorías tengan que aplicarse (es decir, las impresiones que se necesitan en la gnoselogía de Kant). Porque para Hegel, el contenido se da a sí mismo estableciendo relaciones dialécticas.


En síntesis, el espíritu (o conciencia) posee:


1. Automanifestación: la propiedad de aparecer ante sí mismo.

2. Autoarticulación: la capacidad de articularse en sí mismo. 3. Reflexión: es a la vez, objeto y sujeto para sí mismo.


Sören Kierkegaard (1813-1855).

La suya, es una Filosofía de la fe, en tanto considera que ésta es la que salva al hombre de la desesperación.

La desesperación es una enfermedad propia del espíritu, del yo, y por consiguiente puede revestir tres formas: la del desesperado que ignora poseer un yo (desesperación impropiamente tal), la del desesperado que no quiere ser sí mismo y la del desesperado que quiere ser sí mismo. (...) La relación entre el alma y el cuerpo es una simple relación. Por el contrario, si se relaciona consigo misma, entonces ésta relación es lo tercero positivo, y esto es cabalmente el yo.

Carlos Marx (1818-1883).

Algunos autores pretendieron integrar la obra de Marx y Engels en un sistema filosófico, el marxismo, articulado en torno a un método filosófico llamado Materialismo dialéctico. Los principios del análisis marxista de la realidad también han sido sistematizados en el llamado Materialismo histórico y la Economía marxista. Del Materialismo histórico, que sitúa la lucha de clases en el centro del análisis, se han servido numerosos científicos sociales del siglo XX: historiadores, sociólogos, antropólogos, teóricos del arte, etc. También ha sido muy influyente su Teoría de la alienación.

Las obras de Marx han inspirado a
numerosas organizaciones políticas
comprometidas en superar el
capitalismo. Por una parte, habría que señalar la interpretación que han realizado leninistas, trotskistas y maoístas., partidarios de que una vanguardia del proletariado se haga con el poder a través de la fuerza, para así avanzar hacia el socialismo.


“...La nada engendra la angustia (...) Los conceptos de miedo y otros similares se refieren siempre a algo concreto, en tanto que la “angustia” es la realidad de la libertad en cuanto posibilidad frente a la posibilidad. Esta es la razón de que no se encuentre ninguna angustia en bruto, precisamente porque éste, en su naturalidad, no está determinado como espíritu...”

Marx describe al hombre con diversas concepciones: lo considera un ser real de carne y hueso; es únicamente el resultado de la historia económica, un predicado de la producción de la misma.

Piensa que el hombre se realiza modificando la naturaleza para satisfacer sus necesidades en un proceso dialéctico en que la transformación de agente y paciente es transformación mutua. La autogeneración del hombre es un proceso real, histórico – dialéctico, entendiéndose la dialéctica como proceso y movimiento a través de la superación sintética de las contradicciones.

La libertad, la capacidad de actuar eligiendo, está limitada a las determinaciones históricas, pero es, al mismo tiempo, el motor de aquéllas cuando las relaciones sociales y técnicas entran en crisis.

Dios, la Filosofía y el Estado constituyen alienaciones en el pensamiento, alienaciones dependientes de la alienación económica, considerada para Marx única enajenación real.

En líneas generales, Marx defiende la idea de que la alineación empobrece al hombre sociohistórico negándole la posibilidad de modificar aspectos de los ámbitos en los que se ve involucrado, provocándole una conciencia falsa de su realidad.

Políticamente, aboga por una sociedad comunista. Entre el hombre alienado y el hombre comunista se coloca el proceso transformador. Sólo en la sociedad comunista habrá desaparecido toda alienación.

En ella estudios históricos método del histórico. Surgen así los conceptos económicos más destacados: La Teoría del Valor, La explotación como apropiación de plusvalía, o La Teoría explicativa sobre las crisis.

Arturo Schopenhauer (1788-1861).

Plantea que la realidad no es manifestación de la razón sino de una fuerza ciega infinita que se multiplica gradualmente en los individuos del mundo ilusorio de la representación.

El hombre, en tanto es individuación consciente de esta voluntad infinita, está destinado a sufrir. Todo sentimiento positivo, incluso el placer, es ausencia de dolor. No hay más liberación que la anulación de la voluntad de vivir y del propio yo.

Según Schopenhauer, la
 voluntad, se manifiesta en todos
 los estratos del mundo natural,
 desde la simple piedra hasta el
 hombre, en quien alcanza su
 grado máximo al adquirir la forma del deseo constante; el cual es la voluntad, definida por este filósofo como "un ciego afán y un impulso carente por completo de fundamento y motivos".

Reconoce como válidas sólo tres alternativas, que jerarquiza según el grado de aniquilación de la voluntad implicado en cada una de ellas:

ð       La contemplación de la obra de arte como acto desinteresado, fundamentado de su estética;

ð       La práctica de la compasión, piedra angular de su ética;

ð       La autonegación del yo, mediante una vida dedicada al ejercicio de las virtudes.

Por lo demás, Schopenhauer fue el primer gran filósofo occidental que puso en contacto los pensamientos de su época con los de Oriente y uno de los primeros en manifestarse abiertamente ateo.

Federico Guillermo Nietzsche (1844-1900).

No utiliza razonamientos o deducciones sino intuiciones. La frecuente utilización de símbolos impide una interpretación unívoca. Postula la existencia de una eterna lucha entre una concepción teórica y otra trágica del mundo.


Nietzsche piensa que hay dos clases de hombres: los señores y los esclavos, que han dado distinto sentido a la moral. Para los señores, el binomio “bien-mal” equivale a “noble-despreciable”. Desprecia como malo todo aquello que es fruto de la cobardía, el temor, la compasión, todo lo que es débil y disminuye el impulso vital. Aprecian como bueno, en cambio, todo lo superior y altivo, fuerte y dominador. La moral de los señores se basa en la fe en sí mismos, el orgullo propio.

Por el contrario, la moral de los esclavos nace de los oprimidos y débiles, y comienza por condenar los valores y las cualidades de los poderosos. Como los esclavos son débiles promueven valores como la mansedumbre y la misericordia. Critican el egoísmo y la fuerza.

La crítica de Nietzsche a la moral tradicional se centraba en la tipología de moral de “amo” y de “esclavo” y en la descripción de la dinámica que generan, esta dinámica o dialéctica debe ser conocida por los “espíritus libres” para conducir a la humanidad a su superación.


La supervivencia era una de las consecuencias de un deseo aún mayor, impulso hacia una supravivencia, un deseo perpetuo de todo ser vivo por ir más allá de todos, el todo y hasta más allá de sí mismo, más allá de la muerte. Este impulso irracional o deseo perpetuo por expandirse impreso en cada ser es lo único que da sentido a la existencia, paradójicamente “razón de ser” y es la fuerza principal dentro de la visión trágica o dionisiaca de Nietzsche.



Época Contemporánea.
José Ortega y Gasset (1883-1955).

"Mi vocación era el pensamiento, el afán de claridad sobre las cosas. Acaso este fervor congénito me hizo ver muy pronto que uno de los rasgos característicos de mi circunstancia española era la deficiencia de eso mismo que yo tenía que ser por íntima necesidad. Y desde luego se fundieron en mí la instigación personal hacia el ejercicio pensativo y la convicción de que era esto, además un servicio a mi país. Por eso mi obra y toda mi vida han sido servicio de España. Y esto es una verdad inconmovible, aunque objetivamente resultase que yo no había servido de nada"

Las líneas maestras de la filosofía orteguiana pueden trazarse a partir de la crítica de una serie de Ideas o pares de Ideas:

Realismo / Idealismo.

Según Ortega, practicado en la Antigüedad (“que ponía como realidad radical la cosa corporal”) y en la Edad Moderna (“que afirma como realidad radical el pensamiento, la conciencia”)

En su análisis (las Cosas y Yo; Circunstancia y Yo) o mediante su fusión en una única idea: la Idea de Vida. La realidad radical es, en consecuencia, la suma de la existencia humana individual (biográfica) y la circunstancia (que es un espacio antropológico bidimensional), concebida como el ámbito de los problemas a los que tiene que enfrentarse el Yo (que no se identifica ni con el cuerpo ni con el alma ni con su composición). La circunstancia consiste en una serie de dificultades y facilidades para los individuos.

Subjetivismo / Objetivismo.

El objetivismo (racionalismo) caracterizaría a esta primera fase o etapa de su pensamiento que se articula en torno a dos grandes Ideas: las Ideas de Ciencia y de Cultura.

El objetivismo inicial, por tanto, se matiza y corrige a partir de esta fecha con el par de conceptos Yo-Circunstancia y, sobre todo, con el concepto de “perspectivismo”, no muy alejado de algunas categorías tomadas de la biología: “Cada individuo –persona, pueblo, época– es un órgano insustituible para la conquista de la verdad”.

Relativismo (Vida) / Racionalismo; Cultura (vida espiritual) / Vida (vida biológica, vida espontánea). En resumen Racionalismo / Vitalismo.
Cuya oposición pretende soslayarse introduciendo la consabida yuxtaposición de conceptos con la que define su propia filosofía: el racio-vitalismo.

La doctrina de la razón vital es la propuesta orteguiana para superar la oposición racionalismo/vitalismo, en un doble sentido: en primer lugar, vitalizando a la razón, insertándola en el contexto de la existencia humana; en segundo lugar, renegando del sustancialismo. Así proclamó Ortega su “cartesianismo de la vida” utilizando la fórmula “pienso porque existo”.
Como consecuencia inmediata, Ortega arroja toda la Ontología tradicional: Las Ideas de sustancia, esencia, existencia, ser, cuerpo, alma, materia, forma.

La razón histórica, es la razón vital puesta en movimiento, la alternativa metodológica ofrecida por Ortega para el análisis de la vida tanto biográfica como histórica.
Esta concepción puede considerarse el resultado de la operación de integración de su perspectivismo vital (antropológico, cultural) al ámbito de la realidad histórica, a través de la definición del ser del hombre (de su sustancia) como ser histórico; el ser del hombre es innumerable y multiforme: en cada tiempo, en cada lugar, es otro. El ser principal de la existencia humana es el sistema de creencias en el que vive.

“Para mover guerra al subjetivismo negaba al sujeto, a lo personal, a lo individual todos sus derechos. Hoy me parecería más ajustado a la verdad... dotar a lo subjetivo de un puesto y una tarea en la colmena universal”.

“El hombre, no tiene naturaleza, lo que tiene es historia; porque historia es el modo de ser de un ente que es constitutivamente, radicalmente, movilidad y cambio. Y por eso no es la razón pura, eleática y naturalista, quien podrá jamás entender al hombre. Por eso, hasta ahora, el hombre ha sido un desconocido... ¡Ha empezado la hora de las ciencias históricas! La razón pura tiene que ser sustituida por la razón narrativa... Y esa razón narrativa es la razón histórica”. (Ortega)
Ortega se defendió contra los que calificaba su pensamiento como “vitalismo” porque su intención no era el de un reduccionismo biológico ni tampoco desvalorizar la razón. Pero tampoco postula una dependencia de la razón que culmine en idealismo. El raciovitalismo pretende ser una posición intermedia en la que razón e intuición se ponen al servicio de la vida. Así, para Ortega, la vía será una realidad radical y el hombre no será naturaleza sino historia, porque la vida no es sino lo que hacemos y lo que nos pasa. Ortega se acerca claramente al existencialismo.

Jürgen Habermas.

Filósofo y sociólogo alemán. Miembro más destacado de la segunda generación de filósofos de la escuela de Francfort y la última gran figura de la tradición filosófica que se inspira en Marx y Hegel para una interpretación sociohistórica del mundo actual. Tras una primera etapa en que sigue muy directamente los planteamientos de la teoría crítica, renueva esta misma teoría, manteniendo la perspectiva de oposición al cientificismo positivista y de intento de transformación de la sociedad mediante la reflexión crítica, apoyándose más que en la tradición idealista, en la nueva Filosofía del lenguaje. Formula así, su doctrina de la “situación ideal de diálogo” como núcleo de su teoría.

La liberación-emancipación progresiva del hombre
se lleva a cabo, ya según la teoría crítica de la
primera escuela de Francfort, a través de la crítica a
las ideologías -crítica a la ciencia y a la técnica- y
del recurso al psicoanálisis; así la teoría deja de ser mera teoría y coincide con la praxis, pues en ambos casos coinciden el conocimiento (teórico) con el interés (práctico): la crítica a la sociedad no consiste en un mero comprender, sino en liberarse de las diversas formas injustas de dominación y, en la labor psicoanalítica; el simple comprender es ya liberación. Nunca ha de separarse la racionalidad del interés; la prueba de ello está en el mismo lenguaje. Éste supone esencialmente comunicación. No hay posible situación de diálogo si los sujetos no se reconocen mutuamente la plena igualdad de seres libres y responsables.

La igualdad humana a que tiende toda la tradición del idealismo hegeliano y del materialismo histórico aparece exigida como situación radical y originaria del diálogo: en el diálogo de los seres libres y autónomos surge la idea. El diálogo real en la sociedad, no manifiesta tal situación ideal; pero la comprensión de esta “situación ideal de diálogo” es el a priori del que hay que partir y algo que “todavía no” existe, pero que se percibe como lo único que posibilita la “vida buena” y que los sujetos humanos plenamente libres sean capaces de comprensión: de intersubjetividad. A la ciencia de esta intersubjetividad llama Haber mas “pragmática universal”.

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